El portavoz del PP en el Parlament ha asegurado que, en este primer año tras las elecciones, Salvador Illa no ejerce de presidente de la Generalitat, sino que es un mero delegado de este tripartito
El portavoz del grupo parlamentario del Partido Popular en el Parlament de Catalunya, Juan Fernández, ha hecho balance de la gestión de Salvador Illa y su equipo de gobierno un año después de la celebración de las elecciones catalanas.
“El Partido Socialista ha dejado de ser un partido político para convertirse en un instrumento de Pedro Sánchez al servicio del independentismo”. Así de contundente se ha manifestado Fernández en la rueda de prensa celebrada este martes en la cámara catalana.
El portavoz sostiene que Illa ha “abandonado al constitucionalismo" para ponerse al servicio del “autoritarismo lingüístico” que impera en Cataluña durante los últimos años. Una realidad que ha convertido al catalán en una “lengua antipática”. En este sentido ha explicado que en el actual plan nacional por la lengua “no se defiende” la lengua catalana, sino que está siendo “secuestrada” para convertirla “en un instrumento de poder, al servicio del separatismo y de confrontación y división”.
“Salvador Illa y sus socios quieren seguir extendiendo e imponiendo esta dictadura lingüística y el catalán, que es una riqueza cultural incalculable, no debería utilizarse de forma excluyente”, ha afirmado.
Por otro lado, ha dejado claro que ahora hay “más división que nunca”, que tenemos un “gobierno débil y sin liderazgo” y que el independentismo “sigue mandado en Cataluña”. En este sentido, ha destacado que en este momento gobierna “un tripartito formado por Pedro Sánchez, Junqueras y Puigdemont y en el que Salvador Illa es un mero delegado de ese tripartito”.
Prueba de ello es que el partido socialista ha aprobado una amnistía, sigue negociando en secreto en Ginebra, asume una financiación singular impulsando la soberanía fiscal, ha impulsado una condonación de la deuda de la Generalitat de Cataluña diluyendo la irresponsabilidad en el gasto durante años, nombra un consejero de política lingüística de la órbita de ERC y se enroca en el modelo escolar de imposición monolingüe, acuerda que los Mossos d’Esquadra patrullen en zonas de frontera jugando al Estado catalán, y arrinconando a la Guardia Civil y la Policía Nacional, decide por exigencia de Junts transferir toda la gestión de la inmigración y la extranjería a la Generalitat y aprueba una ley en el Parlament para crear un cuerpo para-diplomático de funcionarios de la Generalitat en el Exterior.
Por último ha reiterado que la actitud y las políticas que ha llevado a cabo el Partido Popular en el Parlament y en el territorio, “nos convierten en los líderes de la oposición”. En este sentido, ha explicado que Junts ha renunciado a liderar esta oposición al estar “más pendiente de lo que pasa en Waterloo y de lo que pasa en Madrid para beneficiar al de Waterloo”. “Durante todos estos meses nos hemos centrado en hacer política útil al servicio de los catalanes, pisando todo el territorio y atendiendo sus problemas reales”, frente a las “conferencias de autobombo, donde Illa vende una falsa prosperidad compartida”, ha sentenciado.